LA SEÑORA PONS Cada quince días he de ir a ponerme el tinte, es una de las obligaciones que me impuse desde que cumplí los veinticinco, y mi cabeza sé pobló de cabellos blancos. No eran unas canas por ahí sueltas que se podían esconder, sino que se veían claramente mi cabeza parecía tapizada por la nieve,y de este hecho fui consciente un día mirando una fotografía, entonces me dije: -Niña, ¡esto ya no puede ser!- Desde esa fecha hasta la actualidad, la cosa ha ido a peor, ya que si antes eran unas cuantas canas ahora ya la raya se ve a dos leguas. No es que me importe pasar ese tiempo dedicado a mi imagen , ya que esas dos horas quincenales que paso en la peluquería me sumerjo en el mundo del colorín, y doy repas...
Blog de actualidad