Con la llegada del otoño, en teoría, porque sigue haciendo mucho calor, nos invaden en estas fechas los puestos de ventas de castañas. Las castañeras han dado paso a estudiantes con muchas ganas de vender que te asaltan en mitad de la calle para venderte un cucurucho de papel de periódico , lleno de castañas , aún calentitas que sus compañeros están haciendo en un improvisado fuego con leña , y se molestan si no les compras. El destino de la recaudación de las castañas será posiblemente el viaje de fin de curso de los chavales y por ese motivo cada año les compro. Nada que ver con la bucólica idea de la castañera que nos indujo Ferrandiz en su cuento con moraleja final: Ser Bondadoso y caritativo. Mi imaginación vuela hasta mi infancia viendo nítidamente un cuento troquelado de Ferrandiz, llamado Mariuca la Castañera. Estos cuentos adornados por farolitos , estrellitas y corazones resplandecientes , también contaban con inserciones tridimensionales , ...
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