Con la llegada del otoño, en teoría, porque sigue haciendo mucho calor, nos invaden en estas fechas los puestos de ventas de castañas.
Las castañeras han dado paso a estudiantes con muchas ganas de vender que te asaltan en mitad de la calle para venderte un cucurucho de papel de periódico , lleno de castañas , aún calentitas que sus compañeros están haciendo en un improvisado fuego con leña , y se molestan si no les compras.
El destino de la recaudación de las castañas será posiblemente el viaje de fin de curso de los chavales y por ese motivo cada año les compro.
Nada que ver con la bucólica idea de la castañera que nos indujo Ferrandiz en su cuento con moraleja final: Ser Bondadoso y caritativo.
Mi imaginación vuela hasta mi infancia viendo nítidamente un cuento troquelado de Ferrandiz, llamado Mariuca la Castañera.
Estos cuentos adornados por farolitos , estrellitas y corazones resplandecientes , también contaban con inserciones tridimensionales , como en el cuento de hoy Mariuca la Castañera una paleta , o en la ratita presumida una escoba .
Este ilustrador y artista que llenó de ternura los christmas navideños en la década de los 60, fue capaz, sin medios informáticos de transformar un folio en sentimientos. Su candidez de las representaciones no tiene nada que ver con las ilustraciones actuales, para Joan Ferrandiz todos sus protagonistas eran niños aunque tuviesen roles de adultos.
El cuento de la castañera , del cual solo recordaba los dibujos que quedaron impregnados en algún rincón de mis recuerdos nos explica como una niña huérfana es obligada a vender castañas por un arpía mujer :Paca , pero la niña que era superbuena al acercarse los mendigos les regalaba las castañas .
Pero al llegar a casa de la ancianita arpía, le dijo que eso no podía ser que no regalara más castañas a los indigentes.
Pero al día siguiente los pobres se volvieron a acercársele y ella actuó por lastima de la misma forma.
Al ver que no había recaudado nada, pensó en no volver a su casa y se quedo dormida
Llovía y hacia frío pero se resguardó bajo el paraguas, y el fuego se extinguió.
Al ver esta situación bajaron unos angeles y le encendieron el fuego llenándole de castañas. La anciana que después de vuelve buena también , al ver que no regresaba la niña , se dio cuenta de su error y decidió hacer dos puestos de castañas , uno para los pobres y otro para venderlas y nunca mas les volvieron a faltar castañas .
Esta cuento a si contado parece un poco ñoño, pero imagino que mas de una lagrimilla sacó de mis congéneres en aquella época. Un triste historia que al final acaba bien por la bondad de la protagonista, algo nada común en los tiempos que corren.
No hay que perder nunca ese niño que llevamos dentro que nos hace reír, llorar y hacer travesuras.
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En estos días se celebra el día de la castañada, donde se comen castañas y nuestros deliciosos dulces con piñones "panellets" acompañados por una copita de vino dulce.
Hoy recordé un cuento de mi infancia, un respiro a la tranquilidad. Me ha gustado hacerlo y volver a revivir mis lecturas en una silla de anea pequeña en un lado de la cocina mientras mi madre cocinaba, y también recordé un poema escrito por mí…
Recuerdos
Que son los recuerdos, más que retazos de una vida.
Pequeños trozos de existencia, que quedan tiznando los acontecimientos pasados.
Recuerdos en blanco y negro, que vuelven a tu mente cuando la imaginación se hace libre.
Imágenes en instantáneas, que se abren con fuerza cuando tú accionas el interruptor de la nostalgia.
Sensaciones que revolotean para acomodarse en los sentidos, y vuelven para hacerte sentir de nuevo, aquello que crearon en tu interior.
Las mismas imágenes con sensaciones nuevas, que se mitigan templando tu imaginación viva, como se templan las cuerdas de un laúd.
Recuerdos que desearías volver a revivir con la misma intensidad que has vivido, y que sólo las disfruta tu imaginación.
Recuerdos, tan solo recuerdos que hacen sonreír al alma.
Recuerdos.
Angels Vinuesa
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