Los domingos por la tarde de mi niñez me acompañaron, la charranca, y los juegos en la calle con mi amiga Mari Carmen teñido con el sonido de fondo del Carrusel deportivo que mi padre, Daniel, escuchaba en su radio Sony. Quizás fuera por ello, que mi animadversión hacia le futbol, creció y se disparó durante años. A pesar de haber sido deportista de elite , era tal la manía que le había cogido al deporte rey , que cuando hoy en día veo las noticias, y llega el punto de los deportes , salgo disparada a hacerme el café que no perdono después de cada comida . Un buen café Cubita (de Cuba) bien cargadito, es el broche final a una buena, mala o regular comida del mediodía. Sin embargo he de confesar que el partido del Barça me lo tragué de cabo a rabo , busqué conscientemente la cadena donde lo emitían, y disfrute de cada jugada desde le principio hasta el final . Es más bien un arrebato del corazón el que me hizo estar pegada a la pantalla, y s
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