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EL PODER SEL SÍ

Hace tiempo que medito sobre el poder de dar un sí, o en la negación de una acción.

Posiblemente que durante décadas el significado rotundo de una afirmación había dejado de tener su importancia. Nos manejamos en afirmaciones que posiblemente no cumpliremos, decíamos sí, a una cita que no acudiremos, o bien diremos sí a alguna acción que después no podremos asumir.

La sociedad en la que vivimos cada vez mas competitiva , y yo diría desarraigada , ha dejado de lado , en el cajón de los deseos no cumplidos para restarle importancia a nuestra palabra .

La palabra de honor era en tiempos lejanos una honra que muy pocos adquirían, pero sin embargo que cumplían a rajatabla.

No importaba si para cumplir el deseo o aquella obligación tuviesen que, hasta matar al contrario.

La palabra iba a misa, y cuando alguien afirmaba una cuestión, nadie dudaba en que la llevaría a cabo.

Después y en el transcurso de los tiempos la palabra de honor ha quedado en desuso, y cualquier hijo de vecino se compromete hasta con el más amigo, a sabiendas que después no lo hará.

Nadie le va a decir el porque no lo hizo, ni siquiera le van a pedir explicaciones.
No pude hacerlo, o no me fue posible, salvan la fechoría, dejando al individuo impune de toda culpa.

Recuperar el valor de la palabra es uno, creo uno de los cimientos en los que se basaría la integridad de la persona.

Me doy cuenta que decir si , en algunas cuestiones , es posiblemente dar alas a la libertad , es abrir una puerta a las nuevas vidas , y es dar paso a que ciudadanos de segunda pasen a ser de primera línea en derechos y obligaciones .

No es el valor de los papeles firmados, a los que seguramente todos estamos obligados a cumplir, es la palabra la que nos hace más libres y sobre todo por la que merecemos respeto.

Se hablan de estas palabras, respeto, honor, y parecen en una sociedad como la nuestra caducados. Hemos echado el valor de estas palabras a la papelera de reciclaje de nuestros ordenadores, y posiblemente a la papelera de nuestros pensamientos.

No importa si una persona es de respeto o tiene honor a quien carajo le importa esta salvedad. Creo que a nadie, porque en definitiva nos hemos desarraigado de estas definiciones dejándolas en el desuso mas evidente.

Decir si, y además cumplir la palabra es cuestión de pocos, y aun así a nadie le importa.

Si quedas, quedas, y sino no hagas nada

Si aceptas, aceptas y sino quédate con tu historia.

En esta sociedad mixta donde ahora estamos ubicados, donde otras culturas se han adherido, nos han traído desde lejos el valor de estas palabras. No es que nosotros no las hayamos tenido, pero si nos hemos olvidado de darle el valor que tienen.

Es un mestizaje no nuevo, sino añejo, que se va impregnando en nuestra cotidianidad, y que posiblemente será en el futuro una nueva sociedad, marcada por nuevos pensamientos y formas de vida.

Son vidas que llegan arrastrando la añoranza de un país del que han salido para buscar una vida mejor ,pero aquí en el nuestro no podemos obviar que este mestizaje se va adentrando en todas la capas de la sociedad , y que queramos o no esta introduciendo nuevos valores , quizás olvidados en una sociedad capitalista como la nuestra.

Nosotros tenemos aquí nuestros recuerdos, nuestros olores y nuestras sensaciones, ellos las llevan en su corazón y en su mente, y se agarran a ellos para no dejar en el olvido nada, sino mantener el resquicio de esperanza de poder volver aun sabiendo que nunca más podrán quedarse.

No quieren, ni deberían perder sus raíces, aunque seguramente el país de acogida intente, devolverlos cambiados. Una equivocación, la del país de acogida. Porque posiblemente ellos ya han pagado un peaje demasiado costoso al separase de sus familias, ese peaje posiblemente ha sido causado por un si en un momento determinada y es ahí donde reside la importancia de la palabra.


Angels Vinuesa
Octubre 2007

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