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la historia de un yonqui

Después de lo visto ayer con el debate entre los súper eurodiputados , y escuchando solo un rosario de acusaciones y reproches , que ya parecen un matrimonio mal avenido, dedicaré hoy este espacio en la red , para darle protagonismo por un ratito a una persona anónima . Son esos personajes que por una razón u otra me llaman la atención , y merecen unas letras , es quizás la única vez en su vida donde están expuestos a que su historia sea leída por muchos lectores , pero sobre todo, son historias humanas que me hacen pensar y reaccionar sobre todo lo superfluo dando importancia a las emociones . ………………… Manuel perdió su vida cuando con 18 años se clavó la primera aguja envenenada de heroína , desde ese momento hasta la actualidad , que tiene 44 años, el resto de su no vida ha sido el arrastrarse entre una vida sórdida , ganarse el Sida y cuando el mercado lo quiso así , cambiar una novia por otra , la heroína por la cocaína a la que actualmen

la funcionaria de correos

Hace muchos años que al ir a hacer alguna gestión a Correos de mi ciudad, veo a la funcionaria. Es una mujer de mediana edad, y pienso, que sacó la oposición cuando aún era muy jovencita, y no se necesitaban muchos estudios para ello. Se le ve una mujer que ha sido guapa, y en su forma de hacer, refinada con la democracia, aún le salen rasgos del funcionarizado más duro. Es amable en la superficie, sin embargo ante cualquier contratiempo saca la vena más amarga de la administración, y ejerce con la superioridad que le da estar detrás del un mostrador con toda la mala leche contenida de años, y el saber, que el sueldo es seguro de por vida , y las posibilidades que la echen nulas o casi nulas , no dependiendo del trato , ni de productividad , sino de ese trabajar cansino de la administración que hace que sus trabajadores sean funcionarios en toda la talla. Me la cruzo cada mañana al ir al trabajo , y siempre tiene la misma pose , cabello

secretos en la noche de salou

…Basado en hechos reales, en la Platja Llarga de Salou (Tarragona)… ¿Tú sabes que el mar habla por la noche? -¡Venga no me fastidies que me da yuyu! -Por la noche cuando atardece, sube la marea, entonces es cuando oirás el ruido de los truenos sacos. Son golpes del mar contra la rocas, parecen como si fuese una tormenta pero no lo es. En ese momento miré el cielo estrellado, no podía haber tormenta esa noche. Era prácticamente imposible, el cielo estaba impoluto de un color negro, y salpicado de pequeñas luces, Casiopea, la osa Mayor... ¿Qué me estaba diciendo? Realmente me estaba tomando el pelo. Anochecía, las pequeñas luces de los barcos faenando en la lejanía parecían puntitos de luciérnaga en la cerrada noche. El mar estaba completamente tendido y sereno. Las olas babeaban en la orilla rompiendo en la arena como si fuese una composición del mejor músico. No había ni el menor resquicio que el mar embraveciera, era una de esas noches de verano donde el sofoc

Las que van al cementerio

De vez en cuando este pequeño espacio virtual , se llena de una historia anónima , me gusta dar la oportunidad a alguien que nunca la tuvo de ser protagonista por unos minutos y que su historia quite relevancia a la de la actualidad diaria . Son aquellos personajes entrañables, reales, que asoman tímidamente a mi pluma virtual. Son esos días en los que restando importancia a cualquier acontecimiento, una persona desconocida, me inspira a escribir y relatar un pequeño retazos de su vida vida. Hoy es uno de esos días y esta es la historia de Estrella, una madre que quedó colgada en una muerte inútil y terrible, como millones de ellas que han sufrido la pérdida de un hijo en accidentes de automóvil .Para ellas es este relato. ………………………………. Estrella es una mujer que roza los sesenta años, se quedó anclada en un duelo patológico que padece hace mas de veinte años. Un trágico accidente de coche le arrebató a su hijo varón con solo veinte años

el hombre de la playa

EL HOMBRE DE LA PLAYA El hombre de la playa duerme en una cala solitaria sin mas abrigo que la nana que produce el sonido del romper de la olas en la orilla y bajo un cielo demasiado contaminado y negro. Duerme en la arena , cubriendo su cuerpo enjuto con una manta. Es alto , delgado y su cuerpo está requemado por el sol. El hombre de la playa no es un emigrante , ni un vagabundo, ni un sin papeles. Ese hombre es compatriota nuestro del Norte de España. Al hombre de la playa la vida le ha dado aldabonazo , lo ha perdido todo. El coche lo dejó por el camino , y en esa caída en viaje libre , perdió familia y amores . Es un hombre jovial al que solo le queda la sonrisa y una mochila . El resto de su pertenencias las dejó en la consigna de una estación de tren. -¡Ya los iré a buscar cuando pueda! – exclama con acento norteño. El hombre de la playa trabaja de cocinero en un hotel de cinco estrellas. Cuando nace el alba, recoge su manta y se encamina al hotel. -¡Si no voy yo , no come ni Dio

El hombre que susurraba a las moscas

El transporte metropolitano de Barcelona alardea de ser uno de los mejores de Europa, de hecho siempre que viajo a la gran ciudad suelo utilizar el metro, ya que me resulta cómodo y sobre todo rápido. En ocasiones se hace necesario utilizar el autobús, bien porque la boca del metro está lejos, o bien, porque el punto de llegada no tiene acceso el metropolitano. Los buses cuentan todos ellos con rampas para personas con alguna minusvalía. He tenido en uno de estos viajes interurbanos la sorpresa de conocer "al hombre que susurraba a las moscas"Nada que ver con aquel Robert Redford que susurraba a los caballos, sino la antítesis personificada aunque con algunos argumentos comunes.. ……………….. Llevaba más de medio trayecto sufriendo los atascos de una ciudad que abandoné hace ya más de 20 años , acostumbrada ahora ya ,desde hace mucho tiempo a la tranquilidad de una ciudad cerca del mar , y que se solo se atasca en las fiestas Patronales ,y el día de los Reyes Magos,acomodada en

El torero jubilado

El matador de toros jubilado Todas las mañanas voy a desayunar a un bar que esta cerca de mi casa. Es un bareto de barrio, con olor a frituras, y por donde pasan la más variopinta multitud de personajes. A mí me gusta ir porque la dueña. Fina, es amiga mía. Y en ese ratito hablamos de lo humano, pero sobre todo de lo divino, enzarzándonos en conversaciones imposibles. Es un parón en el quehacer diario, un momento de calma chicha como la que se tiene cuando vas al mar por la mañana muy temprano. La televisión está a toda maquina, donde suenan canciones horteras, pero no me molesta.Los sonidos de las maquinas tragaperras actuan de sonido de fondo, y el hablar de todos los que se sientan en la barra para que Fina les diga alguna tontería. Estando esta mañana con mi bocata de jamón y mi cortado, leyendo la prensa, se me acercó un hombre. Era bajito y regordete, fumaba cigarrillos rubios, con todo el pelo peinado hacia atrás a la Rodolfo Valentino, y lucia unos grandes