
Antes de llegar propiamente al aeropuerto, existe una cinta transportadora que obviamente tendría que estar para eso: transportar, pero que en realidad lo que se hace es caminar, en la que por una extraña razón, que todavía no he descubierto, las personas caminan a mucha prisa.
Es como si todo el mundo llegase tarde, aunque en definitiva, tu obligación sea la de llegar un par de horas antes de la salida del vuelo.
Cuando ya estás, o llegas, con la lengua fuera de tanto correr por dichas cintas, con cara de velocidad y arrastrando la maleta, se ha de estar atento a que modulo te diriges: marcado con M1, M2, M3... etc.
.... (Yo pensaba que los módulos, eran eso que se han empeñado que hagan los chicos para no ir a la Universidad).
Es importante, sin embargo, que tengas claro a que modulo te diriges, ya que la distancia, ahora sí, sin cinta transportadora puede ser interminable.
Siempre puedes coger un carrito, que aunque nunca funciona, son gratis.
Si pudiéramos o quisiéramos, poner un uniforme al personal que circula por el aeropuerto, no seria el impecable traje azul de los pilotos, sino el de un varón de mediana edad, con traje y corbata, y con un apéndice siempre en la oreja...¡El móvil!
Puedes contar mas de treinta en menos de cien metros, y más de cincuenta si registráramos los bolsillos.
Realmente hoy se negocia en los aeropuertos y no en angostos despachos.
En realidad no se como se aclaran, ya que una voz machacona, cada dos minutos, anuncia: ..
"Él ultima aviso para el vuelo... (Aquí cogen aire y disparan. ¡Cuatro!, ¡Tres!, ¡Dos!... que pasen urgentemente por la puerta de embarque nº 122."
Así que llegas a la conclusión, que eres la única persona que llega dos horas antes y que la gente que "trafica”, de "traficar”, llega con la hora pegada al culo. .
Y tú ,que eres una persona formal, y, que estás en tiempo convenido por las líneas aéreas, embarcas tu equipaje, y te dedicas a hacer "shopping", que es comprar pero mas fino...Y entonces, no has de sentir la tentación de "shoppinear”, porque todo está "carísimo", pero siempre puedes, maquillarte y perfumarte(eso sí, unas gotas nada más) de la colonia/parfum, mas cara de la tienda/shop.
Y ya estas preparada para embarcar.
La verdad es que las cosas han cambiado bastante, y si antes en la entrada del avión, te esperaba la tripulación con cara de buenísimos amigos y te decía:
"hola, buenas tardes “, ahora pasan olímpicamente de ti, y te encuentras en pleno avión, buscando tu asiento.
Aquí radica, esencialmente, la diferencia del precio del billete.. Y ya no digamos con los vuelos de bajo coste... a esos casi los has de coger corriendo...
¿Que esto te pasa en otro medios de transporte?, autocares, trenes de segunda...
Te oirás eso de:
"Killo ¡qué éste no es tu asiento, así que... arreando que es gerundio!.
A pesar de esto , en el avión es como todo más "fashion “, lo máximo que te dicen es:
"Oiga, por favor: ¿Quiere decir, que no se ha confundido de asiento?.
Pues mire usted ¡Yo es que quiero la ventanilla , por si acaso se cae salgo el primero , y¡ te quedas mas ancho que largo!
Todo es diferente... las azafatas pasándote chocolatinas (Hay quien las coge de cuatro en cuatro), caramelos (estos a veces a puñados), mientras empiezan la exhibición de las normas de seguridad.., que es cuando se ponen en los pasillos con cara de circunstancia , mirando a la nada infinita y empiezan a hacer la demostración de cómo ponerse el chaleco , la mascarilla. O donde están las bolsas para botar.
Cuándo las miro, siempre pienso maliciosamente, que ¡ojalá! Se equivocaran y acabaran liándose con las puertas de emergencia, con la mascarilla de sombrero y que el chaleco se inflara de aire, pero..
Esto nunca ocurre y siempre quedan muy bien, aunque solo les presten atención los que por primera vez vuelen y el resto o sea el 90 % se entretengan con la prensa.
¡Nadie les hace ni puñetero caso!
A partir de ahí, tu te agarras y sientes como el estómago te sube literalmente a la boca, y piensas en aquel comandante "mengano”, que te habla que están cumpliendo su horario, y siempre temes, que por un momento les salga la vena reivindicativa y te dejen en pleno vuelo, yéndose a la huelga.
Mientras se encienden y se apagan las lucecitas, que te marcan que el cinturón lo has de llevar abrochado, los asientos en posición vertical, las mesitas cerradas y el móvil apagado. Así como también la expresa prohibición de fumar (cosa que tú ya sabes de antemano, y por esta razón te has fumado de dos en dos los cigarrillos antes que te entreguen la tarjeta de embarque).
Y despegas ..
Y vas viendo las nubes y las casas que se quedan chiquitinas.
Y dices ..
¡De esta no salgo ¡...
Y notas que allí arriba hay más turbulencias de las que creías, y cuando ya estás acostumbrado a la altura, cosa que es marcada por el chasquido de tus oídos, notas que el "bicho" empieza a bajar.
¡Y tú con él estomago de bufanda!
Así que cuando llegas a la terminal, después de haber pegado el frenazo oportuno, no aplaudes por vergüenza, aunque ganas no te falta.
Àngels Vinuesa (escrito en la sala de espera del aeropuerto del Prat en Barcelona)
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