Hacía tiempo que me perseguía una duda existencial, era el saber desde mi más profundo desconocimiento cuales eran las actividades de la comunidad china en mi país. Desde tiempos inmemorables, esta comunidad silente y como corresponde a su cultura actúan de forma callada y silenciosa, yo creía que trabajaban o bien en restaurantes chinos, o bien en los bazares ídem. Cual fue mi sorpresa al saber que también andaban metidos en la construcción. Nunca hubiese imaginado verlos de paletas, de fontaneros o en una inmobiliaria. No porque no lo pudiesen hacer, sino porque no es lo habitual. Claro, que yo tampoco tengo directa relación con el negocio urbanístico, y casi mejor, tal como andan los asuntos en la “operación Malaya” Estaba yo en éstas, cuando escucho una conversación, a pocos metros de donde yo estaba sentada tomando café tranquilamente en una terraza. La tertulia me puso los pelos como escarpias, así que decidí, pedir otro café y seguir escuchando. La construcción
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