EL LUJO DE MORIRSE Cuando era pequeña, cada mes puntualmente sobre finales , llegaba a mi casa un señor escuálido , con traje azul marino demasiado gastado , camisa blanca y corbatín negro , acompañado de un maletín marrón , creo a estas alturas que de poli piel , mi madre cuando tocaba al timbre siempre decía : -¡El de los muertos! Realmente el señor del que nunca conocí su nombre hacia honor a su apelativo ,calvo con un fino bigote canoso , sacaba un fajo de recibos del maletín y le cobrarla religiosamente a mi madre cada mes. ¡Era de la Nórdica! (Compañía de decesos) Esa compañía , a la que estas pagando toda la vida , para no tener que , el día que la palmes preocuparte , por la caja , las flores o los recordatorios . Creo que desde que pagaron mis padres la nórdica. El entierro estaba súper, pero súper amortizado. Mi padrino, como buen catalán, siempre me decía: -Quan em mori , ja m’enterraran (Cuando me muera ya me enterraran) Toda la vida se
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