SANT JORDI, UNA ROSA Y UN LIBRO... Y UNA RARA CONVERSACIÓN
Mañana se celebra en Cataluña el día de Sant Jordi, donde se regala una rosa a ella y un libro a él , intercepté esta rara conversación que trascribo …
Ring ring
Ring Ring
-Joder este dragón siempre está en Babia –
RinRing
-¿Si, dígame?- contesta un dragón con voz somnoliento.
-Soy San Jordi, que no te enteras del teléfono...
Grrrr(lo tenia en silencio, a ver si este año no me llamabas)- piensa el dragón.
-Que te acuerdes que mañana es nuestro día, ya sabes… “el de la rosa y del libro”.
- Ya, ya – contesta el dragón, más de compromiso que sabiendo que contesta.
-Anda, tomate un café, y te espabilas- le dice un Sant Jordi en tono estricto.
-Que no, que estoy bien – le contesta el dragón. Ocurre es que estoy un poco cansado ya , cada año lo mismo , la misma historia, yo estoy tranquilito en MontBlanc , unos paseitos , una cata de vinos , pero la población esta revuelta con todos los casos de corrupción política, y piensan que me llevo el ganado , y entonces van y te llaman a ti ,porque la hija del rey, que ya esta libre de culpa después de la imputación por blanqueo de capitales , dice que tiene que ser un guapo y musculoso y siempre sales tú: Sant Jordi .
-Bueno, responde San Jordi – ni tan guapo, ni tan musculoso que con tantos años, ya tengo una jodida artrosis y me cuesta empuñar la espada.
-Pues entonces – responde el dragón con sorna - casi mejor, porque cada año clavarme la espada, es un coñazo, y después de la sangre va y nace siempre el mismo rosal.
¿No podríamos cambiar el color de las rosas?
-¡Pues no!, tu siempre tan tiquis- miquis, las rosas han de ser rojas, ni amarillas ni blancas, rojas como la sangre .Que no te enteras, ¡así es la leyenda!-le dice Sant Jordi.
-Vale, pues rojas, pero como esta el patio, hay mucho paro, y la gente va a comprar pocas rosas, ni rojas, ni blancas ni amarillas – le contesta el dragón con mucha sorna.
- No seas pesimista, dragón, que la gente ese día hace un esfuerzo, y al menos cae una rosa en casa, y un libro también- le contesta Sant Jordi.
-A ver si se calman las aguas, y se apacigua el ganado, que esto de morirme cada año , y volver a resucitar es un poco latazo- le contesta el dragón.
-Si lo haces de coña, parece hasta que sea verdadero y todo – le contesta con complacencia San Jordi.
-Mira él que rico, y tu te quedas con al princesa y yo jodido – le dice el dragón molesto.
-Bueno, no te cabrees, que ya estas mayor y chocheas, búscate una dragona y punto – le dice San Jordi.
-No te preocupes , que ya lo haré ,de eso no tengas dudas ...el año que viene cuando me llames me he echado una novieta.-le dije el dragón muerto de la risa.
- Mañana quedamos, te mando un whatssap para recordártelo.
-De acuerdo jefe- hasta mañana.
-Chao.
Angels Vinuesa
PD; Cualquier coincidencia con la realidad es pura especulación.
LA LEYENDA
Según la tradición popular, San Jorge era un militar romano nacido en el siglo III en la Capadocia (Turquía). El santo, que servía bajo las órdenes del emperador Diocleciano, se negó a ejecutar un edicto del emperador que le obligaba a perseguir a los cristianos y por esta razón fue martirizado y decapitado por sus coetáneos. Muy pronto se empezó a venerar como santo en la zona oriental del Imperio Romano y enseguida aparecieron historias fantásticas ligadas a su figura.
La gesta de san Jorge y el dragón se hizo popular en toda Europa hacia el siglo IX bajo el nombre de "Leyenda áurea" y fue recogida por el arzobispo de Génova, Iacopo da Varazze, más conocido como Iacobus de Voragine, en 1264, en el libro 'Legenda sanctorum'. En esta versión, sin embargo, la acción transcurría en Libia.
La versión de la leyenda más popular en Cataluña explica que en Montblanc (Conca de Barberà) vivía un dragón terrible que causaba estragos entre la población y el ganado. Para apaciguarlo, se sacrificaba al monstruo una persona escogida por sorteo. Un día la suerte señaló a la hija del rey, que habría muerto de no ser por la aparición de un bello caballero con armadura que se enfrentó al dragón y lo mató. La tradición añade que de la sangre derramada nació un rosal de flores rojas.
Esta misma leyenda, con ligeras variaciones, se repite en las tradiciones populares de Inglaterra, Portugal y Grecia, entre otros países.
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