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EL ENCUENTRO MALDITO






Me encontré con él ayer por la noche en la playa. Miraba el reflejo del mar, recreando mis obsesiones cuando de pronto surgió el, arropado con el oleaje, justo delante de mis perplejos ojos.

En principio pensé que era una proyección de mis pensamientos subconscientes, una imagen del pasado aun sin resolver. Pero pronto me di cuenta que era real, y no tuve mas remedio que aceptar la materialización de mi pensamiento.

Con tan largo espacio de tiempo, él no me pareció diferente. El tiempo había hecho una gran obra en él. Me acerqué, lo besé y el me respondió, aunque sin el menor interés por su parte.

Para mi ,aquel encuentro retomaba mi pasado juntos cuando él y yo lo dejamos, pero su extraña actitud tan distante, aunque educada y cariñosa en la superficie me hizo sentir mal, como un latigazo a mi orgullo.

Era una realidad que cada vez me resultaba mas incómoda, por más que yo intentaba rozar sus manos , se me presentaba como un desconocido que me observaba como una más de las muchas que pasaron por su piel .


Él, nunca hasta ahora me había castigado con la indiferencia – o rectifico nunca lo había hecho con intención. En esos momentos su desinterés era neutro, sin trastienda.

Era una realidad sin más. No pretendía provocarme o herirme. Sacarme de mis casillas o provocarme celos. Estaba claro que yo no le importaba nada
Esto no le impidió, sin embargo invitarme a cenar.


No se porque razón me importaba tanto el hecho de que él pasara de mi. Quizás pues que su presencia allí me conectaba con el ayer y de alguna forma necesitaba encontrar sentido a mi existencia .El despego que me transmitía, me decía con su lenguaje no hablado, que era como si no hubiese existido nada entre nosotros, de que mis recuerdos eran falsos, una suerte de espejismo que me había acompañado durante todos estos años. Un alimento mentiroso y falaz que me había permitido trapear mi vaciez existencial.

Desprovisto de estos recuerdos, mi lucha por la vida carecía de sentido.

No recuerdo exactamente cual fué la decisión que me llevó a abandonarlo, quizás fuese porque nunca se decidió a solicitarme una relación convencional, con un matrimonio convencional, así que corté por lo sano un verano ya muy lejano en el tiempo.

Durante la cena todo mi interés en remover el pasado con la pala de la autocomplacencia, intentando recuperar mis antiguas sensaciones, fue baldío, porque él se presentaba insensible a los recuerdos.

Hablaba, si de nuestra relación, entre otras cosas porque yo insistía torpemente en volver a ese viejo tema. Y él aceptaba entrar en ese neblinoso terreno, pero lo hacía sin aspavientos , sin implicaciones personales como un historiador que se limita a constatar hecho pretéritos .Es actitud suya frustraba todo intento de regodeo por mi parte , mi necesidad imperiosa de recubrir el fascinante brillo que tuvo en su día mi amor por él.

Él accedía a las repasar escenas y conversaciones pero no las aderezaba con sentimientos que yo mantenía asociados en mi memoria.

La plenitud, la euforia, el no va más en la escala de la pasión quedaban veladas o yertas cuando hablaba de nuestra relación.

Llegué a total extremo de confusión y desaliento que desee con todas mis fuerzas no haberlo encontrado.

Hubiera querido mantener mis recuerdos como estaban, fosilizados en un patético álbum de las mentiras piadosas, pero ya era demasiado tarde. La acción de él sobre ellos, fue la de una apisonadora inmisericorde laminando mis recuerdos .
Y lo peor de todo es que no lo hacia con premeditación o afán de revancha, sino porque de verdad se había apeado hacia el tiempo de un recuerdo caducado hasta el último extremo de sus vivencias.

Así bajo estas premisas, la paradoja era el vehículo que me transportaba de un lado a otro compulsivamente, sin tener la más mínima posibilidad de salir. Yo fui quien lo dejo tirado, y ahora era yo la victima y la que sufría desconsoladamente.

Me paré a reflexionar cuando el salió a buscar tabaco. Habían pasado veintitrés años, ¡demonios! nadie en su sano juicio mantiene vivo el recuerdo durante tanto tiempo .¡ Solo yo!, claro una sentimental dura de pelar . Solo yo era capaz de encender el interruptor de la nostalgia y tenerlo a punto para este recuerdo.


Continuara….
Angels Vinuesa


















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