


He decidido en un golpe de solidaridad convertirme en una mujer de falsificaciones genuinas.
La fiebre consumista que nos atesora, y nos agobia machaconamente a diario ha producido en mí un eco de repulsión.
Así que, en ese afán de estar a buenas con el planeta, evitar que se abra más la capa de ozono, el mercado justo y la globalización, he pensado hacer mi guerra particular.
En una sociedad marcada por las firmas de marca y de accesorios donde lo que cuenta es lo que llevas encima, he creído conveniente que lo mejor seria ponerme al lado de los débiles, de los sin techo, de los de “sin papeles”, de los que por el hecho de ser de fuera de mi país se le abusa y explota en el trabajo.
Y ,he pensado que es lo que yo, ciudadana de ley, con papeles y trabajo estable podría hacer. La solución me ha llegado esta mañana paseando por la playa, al lado del mar.
Ese mar Mediterráneo azul , que ya a estas alturas y con el cambio climático se ha calentado, o no se, si se ha llegado a enfriar ,nadando los peces despistados porque ahí debajo del agua no saben ni que pensar, si es primavera , o cuando pasó el invierno porque no se han dado cuenta .
Y la aves migratorias no saben si ir hacia allá o “pegarse la vuelta” porque andan mas desorientadas que un pulpo en un garaje.
La gente anda loca quitándose y poniéndose abrigos, y los comerciantes no saben si seguir rebajando la ropa de invierno, o empezar a hacerlo con la del verano.
En este caos que estamos viviendo, climático, judicial, urbanístico yo he decidido ser una mujer de mentira y comprarme compulsivamente las falsificaciones de todas las marcas existentes en el mercado.
Porque he oído, mientras paseaba por la playa que el patronaje,y las telas son casi idénticas.
Y ¡oyes! Si se hace tanto esfuerzo en copiar hasta el más mínimo detalle de las marcas auténticas, también se les ha de dar "cancha"
Que tanto afán de imitación, al fin y al cabo ha de tener su recompensa.
Y es, ni más ni menos el que personas como yo nos neguemos, más por necesidad que por otra cuestión, a comprar las marcas auténticas, y adquiramos a bajo precio y con regateo aquellas que se le parecen.
Con estas premisas , me he comprado un bolso Carolina Herrera , que solo se diferencia del original , en el cambio de una letra , La C , por la G , así , mi bolso se llama Garolina Herrera , pero de lejos no se nota ..
El monedero también es de la misma marca con la única diferencia que la H de Herrera está cortada, pero eso tampoco se ve.
Aprovechando el sol primaveral, me he decidido por unas gafas Burberry, verdes monísimas, que una, no está para gastarse doscientos eurazos en unas auténticas.
También el reloj es Versace, igualito al original. Lo que ocurre que las piedras que adornan la esfera son de mentira, pero lucen igual al sol y hasta marca la hora.
Para completar el Look , he comprado una camiseta Dolce & Gabana , para no ser menos que la mujer de Beckham, fantástica de color rosa , muy apropiada para esta época , completado con un cinturón de la misma marca , que el otro día vi en las revistas del corazón que llevaban las famosas .
Unos pantalones Levi´s que se parecen un montón a los originales , y para completar una pluma Mont-Blanc con la que escribo este artículo.
¡Para que luego digan!
Angels Vinuesa
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