


LOS SINDICALISTAS
En este ir y venir entre Reus /Barcelona, que se ha convertido mi vida a consecuencia de los fatales acontecimientos familiares, me he vuelto a meter en ese papel de fisgona /cotilla de todos lo que veo, y el tren, es un buen tesoro para descubrir historias y después contarlas.
El tren como elemento vivo de la sociedad da para mucho en esa hora y media que me separa de mi ciudad, hasta la urbe que me vio nacer: Barcelona.
Esta mañana aparecieron tres elementos que se sentaron en los asientos adyacentes al mío.
Como yo prefiero aprovecharme de la mesita con la que estos trenes cuentan, eso me trae como desventaja que al ser asientos de cuatro personas puedan colocarse a mi vera los más variopintos personajes.
Fue en ese entorno que describo, en el que un día me topé con el Indio Metropolitano, y otros personajes a los que he dedicado algunas de mis historias, y que me han servido para darle a la tecla y vidilla al blog.
Volviendo a los tres jinetes de la Apocalipsis que hoy fueron compañeros de viaje, les diré que la primera impresión que tuve fue la de:
¿Dónde va estos tres maduros, solos, repeinados y perfumados, con sendos anillos de casado un día de fiesta?
La respuesta era fácil: a ligar.
Pero aunque fuese el primer flash que tuve, pronto fui consciente que seria espectadora de una reunión sindical en toda regla al estilo de los 60.
En esa época, ser sindicalista, y ejercer de ello, era un seguro que “No te joderían los de arriba” y “ si, podías joder a los de abajo impunemente” con la lex en la mano que diría mi hija Sonia.
Dos sindicatos mayoritarios se llevaron el gato al agua, CCOO y UGT que fueron iconos de ese tiempo de la historia, y lideres de reivindicaciones laborales y salariales.
Tenían un cierto sentido, y material de apoyo obrero siendo su seguimiento de la huelga mayoritario.
.........
Como todo, en política, se ha ido desvirtuando, y eso es precisamente lo que me hizo despistar esta mañana.
Desde luego los “tres maromos” no tenían ninguna pinta de sindicalistas, mas bien de maduros en busca de ligue, aunque no tardé mucho tiempo en reconocer que me había equivocado, y descubrí las verdaderas razones por las que se dirigían a la capital del reino catalán.
Empezaron suave la conversación, intentando justificarse que el viajecito lo pagaba el sindicato, pero que sus intenciones de hablar con la patronal para reivindicar un débil aumento de sueldo eran, supuestamente honestas.
Se apoyaban en su animada conversación, en el soporte de los trabajadores. Fui consciente en ese preciso instante, que se trataba de una empresa de las petroquímicas, que como setas y con la bendición del alcalde turno colocaron, como pareados en la provincia de Tarragona, creando sin quererlo, o a propósito, eso lo desconozco, la zona más peligrosa de casi todo el territorio nacional, poniéndonos a los Tarraconenses en el filo de la espada de cualquier atentado o radiación.
Los sindicalistas, creo yo, y viéndolo como espectadora, no eran ni un ápice creíble. Hablaban con tan poco convencimiento que más daba la impresión que iban a pegarse una comilona en el puerto de Barcelona, que ha defender a los trabajadores de sus empresas.
Tal fue el tedio que me produjeron, que caí en los brazos de Morfeo sin remedio, y cuando me desperté la algarabía era descomunal, cayendo en la cuenta cuando abrí los ojos, que estaba rodeada de sindicalistas, hasta veinte conté.
Pero... ¿De donde habían salido?
El tema de las reivindicaciones sociales ya había perdido comba, y se debatían entre unos calamares en la Plaza Real con unas birras o una paellita en la Barceloneta..
..¡País!... pensé
Para que usted vea Sr. Presidente..
Y mientras escribo la historia a la vuelta, estoy envuelta de hindúes, temiendo en cualquier momento que RENFE se convierta en Bollywood, y se pongan a cantar en lengua hindi el Chiki chiki.
¡Ay que joderse!
Angels Vinuesa
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