EL SECRETO ENCANTADO DE LA PLAYA
Al abrigo de los pinos, descendiendo unas escales sinuosas, y que hacen poner a prueba tu resistencia física, aparece
sorpresivamente la Platja Llarga de
Salou.
Es una playa alargada, de arena blanca,
limpia y fina.
Entiendo una vez que estoy en la playa que está presa de un encantamiento.
Enseguida detecto al llegar que algo ocurre, pero quizás las retinas de mis
ojos deberían entreabrirse un poco más, para
ver entre sueños lo que en
aquella playa había sucedido.
Necesitaba mecerme en el sonido de las olas, en ese
monótono ir y venir de la espuma blanca
para poder escuchar en la lejanía
la voz del pirata Negresco. Yo entonces
no sabia que se trataba de ese personaje
de leyenda de la historia , pero los acontecimientos
que ocurrían ese día , harían que
estuviera mas cerca de él de lo que
nunca había ni siquiera imaginado .
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De repente vi
aparecer su Galeón entre la calina , una ventosa tarde de Julio
, cuando es Mestral se acomoda en el Mediterráneo haciéndolo
tambalear .El enclave estratégico de la
playa es perfecto, abrigado por las colinas que lo circundan, por esta situación , la playa
queda protegida de miradas
furtivas , solo el faro es fiel espectador del trasiego de los barcos .
El barco es un Galeón berberisco, y puedo vislumbrar
en la lejanía, más de cien hombres a bordo.
Los veía en esa ensoñación que estaba presa, y que me tenia amarrada al suelo
de la playa, inmóvil como una estatua de cera.
El barco se acercaba, y yo no podía hacer nada por moverme de esa posición.
Me aterrorizaba
imaginar verlos saltar a la arena, con sus machetes y sus pobladas barbas,
pañuelo en la cabeza blancos y rojos.
Los vi saltar a un bote que descendió desde la proa
del barco ,hombres rudos , que venían
hacia mi remando , furiosamente , al unísono de las canciones que entonaban
, en un lenguaje que no reconocía .
Amarraron el bote, y descendieron a la arena...
-¡Me verán! – Era imposible que no se dieran cuenta de mi presencia...
Pero ocurrió algo insólito, pasaron junto a mí, y ni
siquiera se percataron de mi presencia.
-¡Dios, no me ven!-pensé presa del pánico ante su cercanía.
Al parecer era invisible a sus miradas, pero eso me suponía ser espectadora de lo que allí
iba a suceder.
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-¡No hay nadie!- dijo un hombretón, de poblada barba
y un parche negro en el ojo izquierdo.
Estaban a escasos metros de mí, podía observarlos con detenimiento, sus sucios ropajes y hasta podía oler su fétido aroma que intoxicaba mis sentidos.
-Esta playa nos puede servir – dijo otro hombre,
bajito y con la cara comida por la
viruela.
Discutían entre
ellos calibrando la situación. Hablaban en voz alta, casi a voces...
Entonces el hombretón de poblada barba le dijo al canijo:
-¡Ve a buscar al capital Negresco!-
¡Negresco!-pensé.
En ese momento
ladee mi cabeza hacia la
izquierda de la playa, donde
supuestamente debería estar el hotel del mismo nombre.
-¡No había nada!
Sola las rocas que bordeaban toda la orilla y una
colina llena de pinos, con espesa y frondosa hierba que ahora se mecía
con el viento del Mestral .
Ahora lo entendía, Negresco era el nombre del Corsario berberisco que asoló estas costas...
Pero...
Eso fue en 1317, y que yo fuera consciente estábamos en el 2018, una ventosa tarde de Julio.
¡No entendía nada, aunque tampoco me lo
planteaba en ese momento!
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Volvieron a los botes y se alejaron hacia el Galeón
que estaba fondeado a media milla, y que ahora veía nítido ante mis ojos, sus
grandes cañones apuntaban directamente
a la playa.
Pasó un tiempo indeterminado, no podría asegurar si fueran,
horas, minutos o quizás días, había perdido la noción del tiempo, cuando de
repente vi aparecer el bote que se
acercaba a la orilla.
Entonces le vi .Venia de pie, como si las olas y el vaivén de la faluca por el viento, pudiese hacer
algo para alterarlo. Era de gran envergadura,
vestía ropajes de color púrpura, pantalones atados a unas botas de color indefinido con grandes
tachuelas y un sable atado a su cintura que dentelleaba por un sol herido de muerte.
A medida que el bote se arrimaba a la orilla, me hizo ver con más claridad su rostro. Era
un rostro incómodo, prominente nariz y
unos finos labios que denotaban gran crueldad,
la barba era espesa, larga y de color azabache.
Saltó del bote con majestuosidad, y se detuvo
observando la playa de izquierda a derecha.
Pasó largo rato como meditando, y seguidamente
comenzó a caminar por la
orilla con la mirada puesta en los pinos
que llegaban hasta la blanca arena.
Pasó a escasos
metros de mí, y hasta se detuvo a mi altura.
¡Me impresionaba
el personaje!
Mi respiración entrecortada, parecía ponerle alerta,
pero creo que solo fue mi imaginación, porque siguió caminando como si nada y
rascándose la barba.
-Este lugar es ideal para arreglar el galeote-
masculló entre dientes.
Esta playa es lo suficientemente larga , para que
mis hombres hagan noche...Le llamaré
Playa larga – dijo subiendo un
poco el tono de la voz , como reafirmándose ...
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No se que ocurrió después, porque pasado un tiempo
la playa estaba vacía, el hotel en su lugar
y el Mestral se había sosegado.
Dicen que desde entonces, el fantasma del pirata
Negresco pasea por la playa larga de Salou las noches de luna llena, y llegado
a este punto yo me lo creo a pies juntillas.
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