“ Si bien el otro día hablábamos del personal nocturno de la playa , hoy nos ocuparemos de todos aquellos personajes que visitan la playa en horas diurnas , no hay que decir que es imprescindible leer el anterior relato “La playa por la noche no está sola” para poder comprender este ( es una sugerencia , nada más ) “ Son las ocho de la mañana, la playa, ahora si por fin está solitaria, y desierta. Diseminadas y esparcidas entre la arena están las hamacas tendidas en azul y blanco, las sombrillas perezosas se encuentran recogidas en si mismas, y los patines en el túnel de salida, preparados para que los bañistas los quieran alquilar. Reina un silencio absoluto, acompañado por el rumor de las olas al chocar contra la orilla. El sol, poderoso en lo más alto de un cielo azul celeste inmaculado. Ha despertado de su letargo, para seguir demostrando que el es el astro rey, a pesar de tener sus días contados. Como por arte de magia, la playa se va poblando de una singular tropa que agruparemos
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