LAS PALABRAS
Vomitamos por nuestra “boquita piñonera “, aquellas ideas
que durante tiempo hemos registrado en nuestro “coco”.. Algunos “finos” le
llaman cerebro.
Son a veces “veneno”
que sale disparado como el de las Geishas, que utilizaban este arte para paralizar al contrario,
colocándose en la punta de la lengua el
mortífero narcótico.
Utilizamos algunas
palabras que son resultonas, y son en definitiva las estrellas de un
vocabulario refinado de bolsillo, las aplicamos
como un “barniz”, porque al nombrarlas, parecen, brillantes, relucientes,
y con ello pretendemos deslumbrar al “partenaire “.
Usamos, modernidad, paradigmático y otros tantos que son de
por sí fieles acompañantes de cualquier
conversación, no tienen color propio, pero sirven para todo.
Decimos “esto es emblemático”, sirve y combina con todo,
como el pantalón negro que guardamos en el fondo del armario, igual “para un
barrido, que para un fregado”
Algunas de las
palabras, son hijas de las nuevas tecnologías
como “virtual “
“Nada es lo que parece, y cualquier disfraz puede ser tomado
como auténtico “
En muchas ocasiones,
abusamos de este lenguaje por pura pereza mental, pero
fundamentalmente, porque enfatizamos de alguna forma con la retórica, para
resaltar en cualquier tertulia.
No enfatizamos por
casualidad…
¡No!
Sino por necesidad, el inagotable festival de verborrea
contemporánea, podría si acaso tener una explicación, de hacerle sombra a palabras como: Justicia, libertad o paz.
En el tiempo en el que “jodidamente” nos ha tocado vivir,
todo se confunde, “La verdad con la mentira “, y...
¡Qué quieren que les diga!..
Una ya no sabe que pensar.
Los perfiles se
presentan borrosos, cualquier charlatán, entra por la “caja tonta “ o por los
“bits de tu PC “, ocupando nuestros espacios,
y es nuevamente la palabra “Carisma” la que se lleva la palma del
estrellato.
Carisma (del griego Kharisma) o del latín (Carus), querido,
pero también, ¡Cómo no! Caricia, caridad y caro (todo lo que inspira gran
afecto y tiene gran valor) Aunque asimismo
carisma era una “gracia “, un “don divino “ y especial, que era
concedido a algunos privilegiados.El carismático, era aquel que podía influir
en un grupo de personas, y ese carisma conseguía, o bien ensalzarlos a los
altares, o bajarlo a los infiernos, con
el del tridente, o simplemente
“chamuscarlo” en la hoguera.
El carismático
actual vive intrincado, escondido,
oculto, entre la tele e Internet.
Solo se necesita ser,
rarito, singular, extraño, diferente, que ya se encargan de subirlos al
pedestal de la fama. Son en definitiva,
ídolos de barro que se deshacen con el tiempo o se solidifican en sal como los de Sodoma y Gomorra.
Nada tiene que ver, con las virtudes de la persona, sino que
existe un mercado que está lleno de estanterías, con ofertas de todo tipo.
Lo que cuenta es la capacidad de maravillar al que lee o al que mira.
El mundo está falto
de utopías, y lo primordial es descubrir a cualquier mago o
maga que le ofrezca un poco de vibración
sentimental, convirtiéndolo “ipso facto” en carismático.
Pensemos en las palabras que son el espejo de nuestras
almas, y no las desperdiciemos en
mentiras ..
Angels Vinuesa
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